miércoles, 20 de abril de 2011

-Renacimiento-

 Relato del concurso de www.letaniadesangre.com, con la entradilla de Dan Abnett.




Para cuando lo encontramos, al inquisidor le quedaban sólo unos minutos de vida. Tenía algo que contarnos; había algo sobre lo que debía avisarnos. Pero el enemigo le había destrozado la cara, y resultaba muy difícil entender lo que intentaba decir.

Sabíamos que era imprescindible conocer su mensaje.

A partir de ahí, todo dependía de nuestra habilidad para entender sus palabras…

Palabras que resonaban entre estertores en el interior de la bóveda, el eco de sus últimos momentos de vida perdía fuerza a la vez que la muerte se acercaba, era una gran pérdida, y una lástima que el inquisidor Terón viviera sus últimos momentos en esas condiciones, pero no había tiempo, habíamos sido enviados en una misión, misión que sabíamos entrañaba dificultad, principalmente por su misterio y no era momento de llorar su pérdida, si el emperador así lo dispone, ya tendríamos tiempo más adelante.

-“La..tt.. tuaaa…mm, de, de…. ce… la..tt.. tuaaa…gtgg, de, de…. ce…” fueron sus últimas palabras, palabras que ninguno de nosotros lograba entender, pero que, sin saberlo, eran determinantes en lo que estaba a punto de sucedernos…

Éramos 10, 2 de nuestros hermanos ya han desaparecido y aún no sabemos de su paradero, el áuspex no indica nada…

-“¡Capitán!”, -exclamó el Hermano Zagat, sobresaltando el silencio que había quedado tras la partida del inquisidor-, creo que Terón no nos ha dejado solo palabras en el viento…

Me acerqué a lo que parecía un maletín, estaba recubierto con una serie de runas arcanas que parecían protegerlo, pero, ¿Protegerlo de qué? Yo me acercé lentamente, lo toqué y no ocurrió nada… Es evidente que no era de nosotros de quien lo protegían.

En el maletín había una I vertical grande, atravesada por dos pequeñas rayas horizontales, no había duda, era el emblema de la inquisición, por lo que probablemente pertenecía a Terón.

Terón había sido enviado a investigar este templo abandonado junto con un séquito de servidores, astrópatas y guardianes, muchos de ellos estaban ahora desaparecidos y de otros se encontraron miembros y piezas de los servidores repartidas por toda la sala… ¡Por el emperador!, ¿Qué está ocurriendo?

No sabíamos que planeaba Terón o los altos mandos del Ordo, pero está claro que nos enviaron por un motivo, solo nos avisaron de que era peligroso, y que debíamos ayudar al inquisidor Terón, pero que no sabían lo que íbamos a encontrarnos. ¿Por qué tengo la sensación de que nos engañaban?

Probé a abrir el maletín, no pareció difícil, tras un leve chasquido una luz iluminó lo poco que quedaba por iluminar de la sala, luz que mezclaba los colores verde, morado y blanco. Cuando nuestras pupilas se adaptaron al fogonazo, observamos algo dentro del maletín…

-“Capitán, esto es… esto es…”



-“¿Qué es esto, Capitán?”- Ninguno de los presentes había visto jamás, ni oído siquiera descripciones similares de lo que ese artefacto era, ninguno de nosotros salvo tal vez, nuestro bibliotecario…

Parecía un huevo, de poco más de 15 centímetros, de cristal transparente y con un núcleo brillante en su interior que emanaba los colores de los que se había cubierto la sala.

El hermano Celestus se acercó.

-¿Qué opinas, Bibliotecario? Pregunté a Celestus intentando que lograra arrojar algo de luz al misterio.

Al verlo, el bibliotecario se quedó parado durante unos breves segundos, mientras fruncía el ceño de forma desesperante.

-“Capitán, no dudo de tu valía, y tu habilidad en combate, sé que te has labrado a pulso una reputación pero… creo que esto te viene grande… mejor dicho, esto nos viene grande, a cualquiera de nosotros.”

-“Celestus, te voy a ser sincero, nos han enviado aquí en una misión sin propósito, no sabemos qué ha ocurrido ni que va a pasar, y ya que no tengo órdenes, mi única prioridad es investigar y mantener a mis hombres a salvo el mayor tiempo posible, a si que por favor, déjate de misterios y acertijos del Librarium y dinos lo que sepas.”

-“Muy bien, Capitán, esto que estás viendo es…”
Un sonido horroroso, inundó la sala, y tras un fogonazo verde observamos a nuestro bibliotecario de pié… pero sin cabeza, y nuestras servoarmaduras manchadas de sangre y otras sustancias que fluían a través de la cabeza de Celestus.

-“¡Maldita manía de los bibliotecarios de ir sin casco!” – Pensé, a la vez que el resto de mis hermanos gritaban “¡a cubierto!” y “¡nos atacan!”
Ese maldito sonido no era otro que el de las impías armas que han asolado mundos desde mucho antes del imperio del hombre… armas Gauss, nos atacaban, y eran Necrones.

Mientras nos poníamos a cubierto devolvíamos el favor que nos habían hecho hacía escasos segundos con nuestro sagrado bólter.

Eran cinco, cinco imponentes figuras de pie nos estaban acribillando desde la entrada del templo, su constitución de acero y pesada los hacía muy resistentes a nuestra munición bólter, mientras que su doble cañón Gauss mermaba a los nuestros.

El hermano Cofra también había caído, en brazos además, de Zagat, y mientras el resto disparábamos veía como Zagat, se quedaba quieto, impasible ante lo que estaba ocurriendo… lo que le estaba ocurriendo… me temía lo peor.

De repente, con un salto que hubiera maravillado a cualquier instructor Marine, Zagat saltó por encima de la improvisada barricada que habían dejado atrás el inquisidor y su séquito, mientras en su hombrera derecha se reflejaba un color rojo y dorado y cuyas alas en miniatura brillaban con un blanco puro, sin duda, era una visión hermosa.

No tan hermoso para el enemigo era lo que veía a continuación. Armado con un par de cuchillas relámpago Zagat se lanzó contra los despreciables Xenos e ignorando por completo las heridas que le estaban causando desmembró de uno en uno a los inmortales necrones que nos hostigaban, con una fuerza bruta y unos movimientos tan ágiles y veloces que parecía mentira que aquello fuera obra de un humano. Las cuchillas penetraban la armadura allí donde nuestro bólter no era capaz de llegar, y sin duda era escalofriante la precisión con la que asestaba sus golpes y partía en varios trozos al enemigo.

En poco menos de 30 segundos Zagat había neutralizado por completo al enemigo, dejando en nuestro aliento una breve sensación de que podríamos vivir al menos, un poco más.

No obstante, el viaje terminaba aquí para Zagat, sabíamos lo que le había ocurrido y ya no distinguía amigos de enemigos, no podíamos permitir que interfiriera en la misión… sea cual sea la misión.
Con un rápido movimiento desenfundé mi pistola de plasma y rezando al emperador para que nada más ocurriera disparé un único disparo que penetró por completo en la caja torácica de nuestro hermano. Ninguno de los allí presentes me juzgó, todos sabíamos lo que tenía que pasar.

-“¡Capitán!” – (Por el emperador, más desgracias no, pensé).

-“Están descargando información al áuspex desde la órbita, parecen datos de la misión.”
Con otro suspiro y el corazón cada vez más acelerado arrebaté de un manotazo el áuspex de Bellus. Tenía razón, nos estaban dando información acerca de la misión, eran los planos del extraño huevo que había en el maletín.

Tras varios minutos leyendo la información, no me podía creer lo que mis ojos veían. La información parecía dada a la desesperada, ¿Éramos tal vez, su última esperanza?

Me levanté temblando del suelo, no podía creerme lo que en ese huevo estaba contenido, pero, ¿Para qué?, ¿Cuál era su propósito?

Al poco tiempo obtuve la respuesta.

Con un temblor de tierra y pequeñas grietas abriéndose en el suelo se oyó un sonido de dolor, un grito que encogió nuestros corazones hasta el punto de… Sentir miedo.

-“¡Imposible! – pensé- “Nosotros los marines nos burlamos del miedo en su cara, qué vergüenza que me esté pasando esto”

Al girarme, vi que no era el único al que ese grito había sobrecogido, quedábamos pocos, y todos estábamos aterrorizados con ese grito… ¿Cómo era posible?

Un denso gas empezó a salir de las grietas, tenía un color verde oscuro metálico, y todo ese gas empezó a concentrarse en el centro de la cúpula que cubría el antiguo templo.

El gas tomó forma y figura, tomó relieve y colores, en lo que se transformó… bueno, creo que no hay palabras para describir el horror en el que se transformó.

-“Ahora lo entiendo todo…” -dije al resto de mis hermanos- “No hemos sido enviados en una misión de rescate, ni de ayuda al inquisidor… hemos venido a terminar su misión”

-“Hermanos, estamos ante una de las mayores blasfemias y profanaciones del universo… estamos ante el nacimiento de un C’tan”

Maldita sea… las palabras que el inquisidor nos decía eran “Tumba de C´tan”. Me martiricé por no haberlo descubierto antes pero… ¿cómo podía suponer que…?

Ninguna palabra salió de la boca de mis hermanos, todos estaban maravillados por el espectáculo que contemplaban, aunque eran conscientes, de que todo lo que allí les esperaba, era la muerte.

-“Pero Capitán, a terminar el trabajo… ¿Cómo? Estos seres no pueden ser dañados por armas mortales como las nuestras, nosotros no podemos…”

-“¡Cállate!” Grité, mientras el joven Marine empalidecía por la situación.

-“Eso que veis ahí, ese… huevo es lo que va a arreglar este desastre...” –Entonces entendí porqué las runas de protección del maletín no surtían efecto contra nosotros, estaba preparado así, por si llegaba el momento en el que nosotros tuviéramos que abrirlo.
Cogiendo el huevo del maletín me dispuse a dirigir mis últimas palabras con mis hermanos.

-“Ahora, al borde de la muerte, todos somos iguales, somos los elegidos del emperador para llevar a cabo esta misión y salvar a la humanidad. Este huevo que veis, no es otra cosa que antimateria, antimateria contenida en un recipiente”

-“¡Pero eso es imposible!, las propiedades de la antimateria son que no se puede moldear, ni retener, lo absorbe todo, lo elimina todo y…”

-“Ya lo sé” – le interrumpí, “Pero es lo que pone en los datos que nos envían al áuspex. No me preguntes como, pero han conseguido retenerla en este cristal… y esto es lo que enviará a esta maldita aberración a pudrirse en un sitio tan oscuro que ni la sagrada luz del emperador lo iluminaría”

-“Pero Capitán, si activamos ese cacharro… no solo el inmundo Ser sería destruido, nosotros por supuesto pero… el planeta… ¡el sistema entero podría estar en peligro!”

-“Este ser representa la muerte, la destrucción de la humanidad, si un planeta o un sistema tiene que morir para preservar la raza humana, que así sea…” – Respondí.

Todos los hermanos asintieron con la cabeza, estaban dispuestos a dar su vida por la humanidad y más si una causa de tamaña magnitud estaba en juego.

Observé a mis hermanos en sus últimos momentos y me dispuse a gritar mis última palabras sin saber lo que iba a esperarnos en breves segundos… me hubiera gustado hablar, decir más cosas, pero no había tiempo. Observando mi hombrera Azul, con su U en blanco reflejando la luz proveniente del Ser, agarré con fuerza el huevo de antimateria y grité:

-“Nosotros, los Guardianes de la Muerte hemos venido a acabar contigo maldito Xenos, somos la luz que va a purificar tu existencia, y puedes gritar cuanto quieras… ¡¡PORQUE NO CONOCEMOS EL MIEDO!!

1 comentario:

  1. Tengo que decirte que esta genial, yo tambien escribo relatos (O mas bien los escribia de mas joven porque lo que son los ultimos dos años han sido mas bien poco fructiferos xD) Y no consigo acercarme ni de lejos a ese ritmo que le metes a la historia, ademas las conversaciones del capitan consigo mismo le dan una profundidad fantastica!

    Un saludo, y espero leer mas relatos tuyos!!

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